Después de más de un año, el pasado sábado 25 volvimos a los escenarios. Parecía que ese día nunca iba a llegar, pero poco a poco vamos volviendo a la normalidad musical. Para nosotros fue muy emocionante poder compartir nuestra música, trabajo y esfuerzo con un público tan agradecido como el que nos acompañó en el patio del Museo Carmen Thyssen Málaga.
Entre bambalinas había un ambiente de tensión, emoción y nervios. Hacía demasiado tiempo que no tocábamos para nadie que no fuera Tango, el perro de nuestro director, al que no siempre parece agradarle nuestra música. Para algunos era su primer concierto con nosotros. Otros volvían después de varios años fuera de Málaga. Para el resto, el recuerdo de nuestro último concierto juntos ya se estaba difuminando. El aire estaba tan alterado como la armadura de Mallorca de Albéniz. Habíamos perdido práctica.
Se acercaba la hora de comenzar el concierto, la hora de la verdad. Poco a poco fuimos canalizando toda esa inquietud y nerviosismo, de manera que cuando nos sentamos con nuestras guitarras frente al público, estábamos calmados y concentrados. Estábamos listos para disfrutar del concierto, transmitir emociones y acompañar a nuestro público en un viaje sonoro por la música hispana de Torroba, Albéniz, Ponce y Ramírez. Pusimos el broche final al concierto con la Danza del Terror de Falla.
Si tuvisteis la oportunidad de acompañarnos en este concierto, os agradecemos vuestro apoyo incondicional, el mismo que nos ofrece la Fundación Musical de Málaga cada año. Si os fue imposible estar con nosotros, os esperamos en los conciertos futuros, que serán muchos.
